Sabemos que acabar las vacaciones y retomar la rutina es, en muchas ocasiones, una tarea dura y, por ello, vamos a echarte una mano con unos pequeños consejos. Pero antes, déjanos empezar por el principio.
Síndrome postvacacional: ¿qué es y qué se siente?
El síndrome postvacacional, también llamado estrés o depresión postvacacional, se produce al finalizar un periodo de vacaciones y al tener que reincorporarse a la vida diaria.
Este fenómeno puede generar, entre otras, emociones como:
- Ansiedad
- Cansancio
- Somnolencia
- Tristeza
- Apatía
- Desmotivación
- Indiferencia
- Falta de energía
- Dificultad para concentrarse
Al fin y al cabo, este estado es una respuesta a un proceso de adaptación. Es como si, de alguna manera, tu cuerpo y tu mente no quisieran volver a la “normalidad”.
La buena noticia es que, con fuerza de voluntad y un pequeño cambio de hábitos, conseguirás superarlo.
Y entonces… ¿qué puedo hacer para aliviar el síndrome postvacacional?
- No te exijas demasiado
Como veíamos líneas atrás, te encuentras en un contexto de cambio y, por ello, los sentimientos o pensamientos que experimentes durante esta época no son definitivos ni van a permanecer eternamente, así que trata de relativizarlos.
Tómate tu tiempo para adaptarte y no seas demasiado estricto contigo mismo. Lo que ahora estás viviendo es algo natural que le sucede a una gran parte de la población y todas esas personas también deberán pasar por el mismo proceso. Acéptalo, continúa y no cejes en tu empeño.
- El sueño y el descanso
El cambio de horario es uno de los factores que más influyen en lo que conocemos como síndrome postvacacional.
Y es que, en vacaciones, seguramente habrás trasnochado y dormido menos de lo aconsejado, así que ha llegado el momento de que escuches y respetes a tu cuerpo y le concedas una pausa.
Intenta dormir de seis a ocho horas diarias, pero siempre manteniendo un orden y unas normas que te ayudarán a recuperar la energía que precisas.
3. Vuelve a la rutina de manera gradual
Si puedes trabajar menos horas los primeros días, hazlo o, al menos, concentra tu horario en aquellas franjas horarias en las que te sientas con una productividad mayor.
No obstante, si tu posición no te lo permite, algo muy recomendable es organizar tu año teniendo en cuenta tanto las entregas de proyectos laborales como los días de desconexión personal.
Disponer de una correcta planificación reducirá el hecho de que la incorporación sea demasiado brusca.
- Mantente activo socialmente
Parece un poco contradictorio, pero no lo es. Y es que, si algo caracteriza a las vacaciones, es la intensa vida social de la que disfrutamos en ese periodo y, por ello, conviene no romper repentinamente con ella.
Reserva algún día a la semana para ver a tus amistades, ya que será una buena forma de desconectar del trabajo y del resto de obligaciones.
- Practica deporte
El ejercicio físico aporta un sinfín de beneficios, no solamente a nivel físico, sino también en el plano emocional. Por ejemplo, está estrechamente ligado con la reducción del estrés y de la ansiedad, la liberación de las hormonas de la felicidad o la mejora del sueño. Y eso es justo lo que necesitas ahora mismo.
- Márcate nuevos objetivos
Uno de los síntomas del síndrome postvacacional es la apatía y la falta de motivación. Así, una forma de atajar estos sentimientos es pensar en nuevos proyectos que provocarán que tu día a día vuelva a cobrar sentido.
De hecho, el mes de Septiembre es uno de los mejores para cambiar de sector profesional, estudiar algo nuevo o incrementar tus competencias.
En ese aspecto, nuestros másteres en Ciencias y Tecnología o en Ciencias de Nutrición y Salud podrán abrirte camino hacia nuevas oportunidades laborales y te harán recuperar la ilusión por comenzar una nueva etapa.
Pero… ¿qué hacer si el síndrome postvacacional persiste?
Si se alarga en el tiempo y cada vez es más difícil afrontarlo, podrías llegar a pensarlo como un punto de inflexión a tener en cuenta.
Y es que, a menudo, estás tan sumido en tus responsabilidades y en tu cotidianidad que crees que eso es lo que te hace feliz. Pero, si pasado un tiempo prudencial, tu estilo de vida no te llena totalmente, quizá haya llegado la hora de tomar un nuevo rumbo.
Salir de tu zona de confort buscando, por ejemplo, un nuevo empleo que esté alineado con tus preferencias es un camino que puede antojarse complicado, pero, de bien seguro, merecerá mucho la pena. Y nosotros estaremos aquí para ayudarte a conseguirlo a través de una formación práctica y de calidad.