Que hoy en día los niños y las niñas son los que deciden qué quieren comer es una realidad. Además, el hecho de hacerlo fuera de casa y el desconocimiento general en materia nutricional se traduce en que las tasas de obesidad infantil sean cada vez más elevadas.

De hecho, y según el informe de Save the Children, el porcentaje de menores con exceso de peso tras la llegada del Coronavirus se sitúa en el 28,1%.

Pero antes de ahondar sobre los factores que pueden llevar a esta situación, comenzaremos definiendo el concepto.

¿Qué es la obesidad infantil?

¿Qué factores desencadenan la obesidad infantil?

La obesidad infantil es una enfermedad multifactorial en la que intervienen, principalmente, los factores genéticos y los factores ambientales que veremos a continuación:

1. Factores genéticos

A pesar de que representan menos del 5% de la prevalencia actual, la obesidad infantil puede ser provocada por alteraciones genéticas. Algunos de los síndromes más habituales son los siguientes:

1.1. Prader-Willi

1.2. Bardet-Biedl

1.3. Alstroméstas

En cuanto a la prevención, es importante prestar especial atención a los periodos más críticos para su desarrollo: el perinatal, el de rebote adiposo y la adolescencia.

2. Factores ambientales

Dentro de este segundo grupo, veremos como existen diferentes subgrupos. Todo ello, en mayor o menor medida, está incitando a un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético, responsable último de la epidemia del sobrepeso y la obesidad.

2.1. Factores nacionales e internacionales

• Disponibilidad y accesibilidad a todo tipo de alimentos, a pesar de no contar con la información adecuada para valorar correctamente lo que se ingiere.  
• Una cantidad considerable de alimentos de baja calidad nutricional, productos industriales y ultraprocesados.
• Gran presión publicitaria para su consumo, pero con escasa información a nivel de nutrición y salud.
• Ausencia de programas de educación nutricional y promoción de una vida saludable.

2.2. Factores sociales

• Influencia del círculo social en los hábitos de vida.
• Amplia oferta de establecimientos de comida rápida.
• Utilización de medios eléctricos o motorizados para desplazarse, en detrimento de actividades como caminar o montar en bicicleta.
• Escasa promoción de la práctica deportiva y el ejercicio físico. Además, no todo el mundo tiene acceso a la infraestructura privada, ya que existe un déficit importante en cuanto a instalaciones deportivas de uso público.

2.3. Factores escolares

• Menús escolares no apropiados.
• Ausencia de educación nutricional en aulas y comedores.
• Presencia de máquinas de comida rápida y snacks en los colegios, con fácil acceso por parte del alumnado.
• Baja promoción de la actividad física y de los beneficios que implica practicarla.
• Pocas horas de educación física en el colegio, además de ejercicios incompletos o poco exigentes.

2.4. Factores familiares

• Ausencia de desayuno.
• Ingesta de bollería industrial o snacks poco saludables a media mañana, en lugar de frutas o productos naturales.
• El público infantil es el que decide, en la mayoría de los casos, qué quiere comer. Esto hace que se consuman pocas legumbres, verduras, frutas o pescado.
• Exceso de alimentos industriales de baja calidad nutricional en las cenas, siendo, probablemente, el único momento en el que se reúne toda la familia.
• El tiempo de ocio suele ser pasivo: televisión, ordenador, videojuegos…
• Poca estimulación para realizar deporte. De hecho, el 37% de los niños y el 40% de las niñas no practican ninguno durante su tiempo libre.

Podríamos mencionar muchos más, pero hemos elegido aquellos que tienen un mayor impacto sobre la sociedad infantil.

Por ello, recibir una formación rigurosa y actualizada es clave. Desde Naxer, te proponemos nuestros programas online en Nutrición y Salud para que seas capaz de prevenir y tratar este tipo de trastornos. ¡Pregúntanos y te informamos!