Cómo un soporte Nutricional en pacientes con Cáncer avanzado puede ayudar a mejorar la tolerancia a los tratamientos

Cómo ofrecer un soporte nutricional en enfermos de cáncer

¿Te has enfrentado a pacientes con cáncer en fases avanzadas cuyos cuerpos están demasiado debilitados para soportar los tratamientos más agresivos? ¿Sientes que, a pesar de tus esfuerzos, la nutrición sigue siendo una pieza difícil de manejar en su bienestar general? Los efectos secundarios de la quimioterapia, la pérdida de peso extrema y la fatiga pueden parecer obstáculos insalvables. Pero, ¿qué pasaría si te dijéramos que a través de un enfoque nutricional adecuado, es posible transformar la calidad de vida de esos pacientes y hacer que toleren mejor los tratamientos? En este artículo, te contamos cómo el soporte nutricional se convierte en un aliado poderoso para mejorar la respuesta del cuerpo frente a las terapias oncológicas.

 

¿Por qué es importante la nutrición en la oncología?

La nutrición es un pilar fundamental en el tratamiento de pacientes con cáncer. En particular, en fases avanzadas de la enfermedad, el cuerpo está sometido a un enorme estrés fisiológico. Las demandas metabólicas aumentan, el sistema inmunológico se ve comprometido, y los tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia generan efectos secundarios severos que afectan el bienestar del paciente. Sin un soporte Nutricional en pacientes con Cáncer adecuado, los pacientes experimentan pérdida de masa muscular, fatiga extrema, y una disminución en la capacidad de tolerar los tratamientos, lo que en muchos casos puede llevar a la suspensión de los mismos o a una disminución en su efectividad.

En todo este proceso, dar un soporte nutricional ayuda a mejorar los tratamientos, y en general la calidad de vida del paciente. Vamos a verlo.

 

Cómo el soporte nutricional mejora la tolerancia a los tratamientos.

En el tratamiento del cáncer avanzado, el cuerpo del paciente se enfrenta a un desgaste extremo. Los efectos secundarios de la quimioterapia, la radioterapia y otros tratamientos suelen ser debilitantes, lo que dificulta su capacidad para continuar con las terapias de manera efectiva. Aquí es donde la nutrición juega un papel vital. A través de un enfoque nutricional adecuado, no solo ayudamos a que el cuerpo tolere mejor los tratamientos, sino que también promovemos su capacidad de recuperación, mejorando el bienestar general del paciente.

Sin embargo, hay ciertos nutrientes y estrategias nutricionales que pueden marcar la diferencia entre un tratamiento que el paciente apenas soporta y uno que le permita luchar con mayor fuerza y resistencia, como por ejemplo:

  1. Apoyo al sistema inmunológico:
    Un sistema inmunológico fuerte es crucial para que el cuerpo pueda soportar los efectos de los tratamientos oncológicos y combatir la propia enfermedad. A través de una dieta rica en antioxidantes y fitonutrientes, podemos mejorar la capacidad del cuerpo para luchar contra el cáncer y reparar los daños causados por la quimioterapia o la radioterapia. Alimentos ricos en vitamina C, E y selenio, como los vegetales de hojas verdes, las nueces y el brócoli, ayudan a proteger las células sanas del daño oxidativo y mejoran la respuesta inmune.
  2. Prevención de la pérdida de peso y masa muscular:
    La caquexia, o pérdida de masa muscular y peso, es uno de los mayores retos en el tratamiento del cáncer avanzado. Una nutrición adecuada que incluya proteínas de alta calidad y grasas saludables, como los ácidos grasos omega-3, puede ayudar a mantener la masa muscular y reducir la inflamación sistémica. Los pescados grasos como el salmón y el aceite de linaza son excelentes fuentes que no solo proporcionan energía, sino que también ayudan a proteger el tejido muscular de la degradación.
  3. Reducción de los efectos secundarios de los tratamientos:
    Algunos nutrientes específicos, como la glutamina y los ácidos grasos omega-3, han demostrado ser efectivos en la reducción de efectos secundarios como la mucositis (inflamación de las mucosas) y las náuseas. Estos nutrientes pueden mejorar la integridad del tracto gastrointestinal, reduciendo el malestar que muchos pacientes sienten después de las sesiones de quimioterapia. Incorporar estos elementos en la dieta diaria del paciente puede marcar una diferencia significativa en su calidad de vida.
  4. Mantenimiento de la salud intestinal:
    La salud del microbioma intestinal es un aspecto clave que a menudo se pasa por alto en el tratamiento del cáncer. Un microbioma desequilibrado puede contribuir a una mayor inflamación y a una peor absorción de nutrientes. El uso de probióticos y una dieta rica en fibra puede restaurar la flora intestinal saludable, mejorando la digestión y la absorción de los nutrientes que el cuerpo necesita desesperadamente para recuperarse.

En todos los casos, es fundamental realizar una personalización en el plan nutricional del paciente, ya que cada uno tiene sus características que le hacen diferente.

 

Personalización nutricional: cada paciente es único.

En el ámbito de la nutrición oncológica, es esencial reconocer que no existe una dieta única o universalmente efectiva para todos los pacientes con cáncer. Cada individuo presenta una combinación única de factores como su tipo de cáncer, estadio de la enfermedad, terapias a las que está siendo sometido, estado metabólico, y respuestas a los tratamientos. La personalización nutricional y realizar un soporte Nutricional en pacientes con Cáncer, se convierte, entonces, en una estrategia clave para optimizar el bienestar de los pacientes, mejorar su tolerancia a los tratamientos y fortalecer su cuerpo para luchar contra la enfermedad.

 

Evaluación individualizada de las necesidades nutricionales.

El punto de partida para cualquier intervención nutricional personalizada es una evaluación exhaustiva de las necesidades del paciente. Esto implica analizar una variedad de factores:

  • Tipo y estadio del cáncer: Los requerimientos nutricionales de un paciente con cáncer de páncreas en etapa avanzada pueden diferir enormemente de los de un paciente con cáncer de mama en tratamiento con radioterapia. Por ejemplo, los pacientes con cáncer de páncreas suelen tener dificultades para digerir grasas debido a la insuficiencia pancreática, lo que requiere una intervención enfocada en la suplementación de enzimas digestivas y un ajuste en el consumo de grasas para mejorar la absorción.
  • Estado metabólico: Los pacientes en diferentes etapas del tratamiento oncológico pueden experimentar una variedad de trastornos metabólicos, desde hipermetabolismo hasta caquexia. Un paciente que experimenta caquexia, por ejemplo, requiere un aumento en el consumo de proteínas para mantener la masa muscular y contrarrestar la pérdida de peso. En contraste, un paciente con hipermetabolismo inducido por el cáncer puede beneficiarse de un enfoque con mayor contenido calórico para satisfacer las demandas energéticas elevadas del cuerpo.
  • Efectos secundarios específicos: La quimioterapia y la radioterapia pueden desencadenar efectos secundarios que afectan directamente la capacidad del paciente para comer o absorber nutrientes. Un paciente con mucositis, un efecto secundario común de la quimioterapia que provoca dolor e inflamación en el revestimiento de la boca, puede tener dificultades para comer alimentos sólidos. En estos casos, se recomienda la introducción de batidos ricos en proteínas o sopas suaves, lo que permite una ingesta adecuada de calorías y proteínas sin causar malestar.
 
Ajuste de macronutrientes.

Una intervención personalizada también debe considerar la proporción y el tipo de macronutrientes que el paciente consume. Algunos pacientes pueden requerir dietas bajas en carbohidratos, como la dieta cetogénica, que ha demostrado cierto potencial en ralentizar el crecimiento de algunos tipos de cáncer, especialmente aquellos que dependen del azúcar para su metabolismo. Un estudio de casos de pacientes con glioblastoma (como el realizado por el Dr. Thomas Seyfried, profesor de biología en Boston College) mostró que, al reducir la disponibilidad de glucosa a través de una dieta cetogénica, la progresión del tumor se desaceleró, mejorando la respuesta del paciente al tratamiento.

Por otro lado, algunos pacientes pueden beneficiarse de una dieta alta en proteínas, especialmente si están experimentando pérdida de peso y de masa muscular. Incorporar fuentes de proteínas fácilmente digeribles, como el pescado, los huevos o las proteínas de origen vegetal, puede ser crucial para mantener la integridad muscular y asegurar una adecuada reparación celular.

 

Suplementación dirigida.

Otro componente esencial de la personalización nutricional es la suplementación de vitaminas y minerales, especialmente cuando las pruebas de laboratorio revelan deficiencias específicas. Por ejemplo:

  • Los pacientes con cáncer a menudo muestran deficiencia de vitamina D, lo que puede influir en la progresión de la enfermedad y el funcionamiento inmunológico. La suplementación con vitamina D3 ha demostrado beneficios tanto en el apoyo del sistema inmunológico como en la reducción del riesgo de recaída en ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de colon.
  • La glutamina es otro suplemento clave que puede ayudar a los pacientes que sufren de mucositis o síndrome de intestino permeable, ambos efectos secundarios comunes de la quimioterapia. La glutamina no solo favorece la salud intestinal, sino que también ayuda a reparar el daño celular causado por los tratamientos.
  • En pacientes con cáncer de pulmón o gastrointestinal, la deficiencia de selenio puede ser común, lo que afecta la capacidad antioxidante del cuerpo. Su suplementación puede mejorar la protección celular frente al estrés oxidativo inducido por los tratamientos oncológicos.
 
Dieta y tratamientos específicos.

Algunos tratamientos requieren ajustes nutricionales específicos para mejorar su eficacia y reducir efectos secundarios. Por ejemplo, los pacientes que reciben terapia inmunológica pueden beneficiarse de una dieta rica en alimentos que promuevan la función inmunológica, como los hongos medicinales (reishi, maitake) y los probióticos, que han mostrado efectos positivos en la modulación del sistema inmunológico.

Asimismo, la terapia hormonal para ciertos tipos de cáncer, como el cáncer de próstata o mama, puede causar un aumento en la resistencia a la insulina y la ganancia de peso. Aquí, una dieta baja en carbohidratos refinados y rica en grasas saludables, como las del aceite de oliva y los frutos secos, puede ayudar a regular los niveles de insulina y prevenir el aumento de peso.

 

Como ves, conseguir un soporte Nutricional en pacientes con Cáncer y realizar una nutrición personalizada no es una opción, es una necesidad para los pacientes con cáncer avanzado. Al individualizar los planes nutricionales, ajustando macronutrientes, suplementando para corregir deficiencias específicas y teniendo en cuenta los tratamientos oncológicos en curso, los profesionales de la salud pueden marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de los pacientes. Cada persona es única, y su nutrición debe reflejar esa individualidad, convirtiéndose en una herramienta poderosa que les permita enfrentar su enfermedad con mayor fortaleza y resiliencia.

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